LAS FLORES DE LA MEMORIA: SERPENT. PUNTA BOI. 10 DE NOVIEMBRE DE 1890
Allitson y Carmen nunca se conocieron.
Allitson recorría las calles con un autobús escolar.
Carme recorría los escenarios latinoamericanos cantando folclore español.
Allitson miraba una fotografía desde niña. ¿Dónde estaría aquel lugar rocoso, ventoso y gris, e quién enterrarían allí?. Su madre no lo sabía.
Carmen de niña miraba a su madre en el año 36 con la cabeza rapada. ¿Por qué estaba tan triste y quién le había hecho eso? Su madre sí lo sabía.
Stanley Halford, tío de Allitson, partía del puerto de Plymonth en un acorazado como fogonero.
El padre de Carmen zarpaba del puerto de A Coruña en un barco del cerco como marinero.
El Serpent esparció los 172 cuerpos mutilados contra las rocas en la punta del Boi el 10 de
noviembre de 1890, entre ellos el tío de Allitson.
Un golpe de mar lanzó a las tinieblas marinas al padre de Carmen.
La tragedia del Serpent llenó las páginas de los periódicos de la época reclamando una mejora en la señalización de la costa.
Ni una línea en la prensa a la única desgracia de la anónima gabarra.
Se erige un cementerio para enterrar los cuerpos en mal estado del buque Serpent.
El padre de Carmen no tuvo sepultura, ya que nunca apareció.
La armada inglesa envió una carta de condolencia a las familias e una fotografía del lugar del
óbito, aquella que Allison veía de pequeña.
A la familia de Carmen nunca recibió misiva, en su cuarto una fotografía en recuerdo de su padre.
Al paraje entre Punta Boi y Faro Vilán los ingleses lo empiezan a denominar: Costa da Morte.
Carmen y su madre ante el paraje inhóspito de la posguerra emigran a la costa de América a que les facilita una nueva vida.
Carmen, jubilada, ha retornado a su tierra, quería honrar a su padre. Sin lápida ni camposanto, aquel cementerio de los ingleses en Trece, le parecía el lugar adecuado. Cada mes viaja a Trece para dejar un ramo de flores en el cubículo interior.
Allitson, jubilada, quería conocer aquel lugar de la fotografía, rendirles un homenaje a aquellos
marinos. En el 2001 viaja a Costa da Morte. Llegó a Trece en un día cargado de frío, como la
emoción que sentía, le parecía un sitio mágico. En el interior del cementerio observó aquellas
flores extendidas por el viento, las unió a las suyas y las colocó en su lugar.
Allitson y Carmen se conocieron en la memoria.
P.D: Dentro del Cementerio de los Ingleses siempre hay flores, ahora ya sabes la causa.